Cuando no tenemos
una dirección clara de por qué practicamos, es más difícil reunir la
energía para hacerlo. En cambio, nuestra energía se dispersa en otras
actividades que eventualmente eliminan nuestra motivación para la
práctica. Tener un esfuerzo correcto en nuestra práctica significa
despertarnos momento a momento, recordándonos nuestra dirección mediante el
acto de hacer la práctica en sí. A medida que volvemos a nuestra mente
antes del pensamiento, en cada momento, repetimos el hábito de funcionar
desde no saber. Cuanto más volvemos repetidamente al momento en que
cuerpo, respiración y mente se vuelven uno, más rápidamente nos volvemos
uno con el universo. Hacerlo con sinceridad ya es esfuerzo correcto,
dirección correcta e iluminación. Entonces obtenemos la energía
universal. Eso es lo que llamamos "Simplemente
hazlo". Eso significa que cuando caminamos, caminamos al 100 por
ciento. Cuando comemos, comemos al 100 por ciento. Cuando nos
sentamos nos sentamos al 100 por ciento. Es una acción completa,
cumplida, y tener una dirección clara beneficia a todos los seres.
Hacer el esfuerzo correcto en nuestra práctica significa fortalecer el
hábito de la práctica al hacerlo, pero también ver cuándo se convierte en
rutina, ya sea dentro o fuera del cojín. Un hábito claro no es
necesariamente una actividad rutinaria muerta. Hacer un gran esfuerzo
no significa practicar mucho para romperte, sino, poner un sincero esfuerzo
de atención en cada momento para despertar. Cuando lo pierdas, regresa
inmediatamente. No dejes ningún hueco. Considera cada momento
como el último porque en nuestra vida solo existe este momento. Pon tu
esfuerzo en este momento, eso es todo. Vuelve a
intentarlo. Entonces la práctica no es una rutina, sin importar cuál
sea nuestra actividad. No nos dormimos, y estando despejados y
despiertos, nuestro verdadero yo ya está funcionando con sabiduría y
compasión innatas en todo lo que hacemos. No solo eso, sino que
también nos convertimos en uno con el universo,
|