20 de julio de 2022

ENSEÑANZA DE LA SEMANA


 

 

Los desafíos de la tormenta mental

Nuestra práctica Zen apunta continuamente a la verdad para que siempre habite en nuestros corazones. En tiempos como estos, cuando la confusión parece ser la norma, nos permite percibir con claridad y distinguir la verdad de la mentira.
Todos los veranos durante los últimos diez años, algunos amigos y yo hemos navegado juntos por el mar Mediterráneo. En uno de esos viajes nos pasó lo siguiente.
Navegábamos hacia Córcega y sabíamos que teníamos que cruzar la cola de una tormenta en curso. Todo iba bien, incluso en la tormenta turbulenta, hasta que uno de los tres se mareó y ya no pudo ayudar con el trabajo. En ese momento, notamos que la tormenta había girado para moverse en nuestra dirección y no podríamos evitarla. Todo cambió: se volvió extremadamente difícil, pesado y gris, y nuestras actitudes coincidieron con las condiciones.
Necesitábamos dirigir y controlar el barco y cuidar de nuestro compañero enfermo al mismo tiempo. Necesitábamos lograr todo con solo dos de nosotros haciendo el trabajo de tres.
En esos momentos, uno piensa: “¿Hice bien mi trabajo? ¿Consulté correctamente los informes meteorológicos? ¿Fue realmente prudente sacar el barco en tales condiciones? Y sobre todo me preguntaba: “¿Quién me metió en este lío?”.
Pero en realidad, en este tipo de situaciones, no tenemos tiempo para pensar. ¡Solo podemos actuar! ¡Solo hazlo! El miedo aparece cuando empezamos a pensar en la situación en la que nos encontramos.
Sin embargo, aparecieron muchos pensamientos salvajes. Recordé que un amigo me dijo una vez que si navego en un barco pero nunca experimento una tormenta, entonces no he navegado lo suficiente. El vasto mar es poderoso y nos pone a prueba. Es el momento de la verdad. En ese momento, al mar no le interesa el aspecto cosmético del barco. Lo que importa es la importancia de la construcción fuerte, de la tolerancia, de poder afrontar los grandes retos del mar.