Una vez que un estudiante fue ver al Maestro Zen y dijo: "¡Mi
meditación es horrible! Me siento tan distraído... me duelen las piernas...
a veces me duermo. ¡¡Es simplemente horrible!!"
El profesor respondió: "No te preocupes, pasará".
Una semana más tarde, el estudiante regresó a su maestro y dijo: "¡Mi
mediación es maravillosa! Me siento tan consciente, tan tranquilo, tan
vivo. ¡Es simplemente maravilloso!"
El maestro respondió: "No te preocupes, pasará".
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