23 de abril de 2013




Plática de Dharma ofrecida por el Maestro Zen Wu Bong al 1 de enero de 1992

‟Práctica de enfermedad”

Según la tradición, había cuarto cosas observadas por el joven Príncipe Siddhartha que lo conmovieron tan profundamente que le hicieron abandonar su vida mundana confortable.

El príncipe vio un viejo, un hombre enfermo, un cadáver y un yogui.
Los primeros tres llevaron a su vida la noción de la transitoriedad y el cuarto lo inspiró para la búsqueda del Absoluto.
Aunque él era demasiado joven y sano para experimentar la enfermedad y el deterioro, percibió profundamente sus roles en la existencia humana.

Desafortunadamente, la mayoría de nosotros no somos tan perspicaces, y es necesario tener alguna experiencia personal antes de detenernos y evaluar nuestra vida y nuestra dirección.
He platicado con algunas personas que han tenido el ataque cardíaco y me contaron que 
ellos empezaron a apreciar cada momento de sus vidas solo después de esa experiencia.
En realidad, varios de ellos estaban agradecidos al ataque cardíaco por dejar claro; su sistema de valor era erróneo.

Para estudiantes de Zen, la enfermedad solo es otra oportunidad más para perseguir la claridad y no es diferente a cualquier otro tipo de la práctica de Zen.

La ‟práctica de enfermedad” es extremadamente valiosa, pues aun para las personas que practican, el miedo de perder su cuerpo o habilidades podría ser muy amenazante si ellos no llegan a calmar significativamente su mente de deseo.

En el Blue Cliff Record, tenemos un caso interesante acerca de la ‟práctica de enfermedad”:

El Gran Maestro Ma sentía mal.
El Housemater del templo le preguntó ‟Maestro, ¿Cómo ha sido su salud venerable últimamente?”
El Gran Maestro dijo, ‟
El sol mira hacia el Buda, la luna mira hacia el Buda

El obtener el significado de ‟El sol mira hacia el Buda, la luna mira hacia el Buda” es también obtener la ‟práctica de enfermedad”. Y el obtener la ‟práctica de enfermedad”, es igual a obtener nuestro verdadero ser que no tiene enfermedad o salud, ni vida ni muerte.
Entonces, la enfermedad no es nuestro enemigo; cualquier enfermedad desde gripe hasta sida o angina.

Cualquier experiencia nos ofrece oportunidades para crecer con la sabiduría, el amor y la compasión.

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